A continuación esbozaremos un pequeño muestrario de los especímenes asistentes a los actos fistivaleros celebrados en el Gran Palacio Musical y sus aledaños. Conste que el presente bestiario es una selección de los ejemplares detectados por esta modesta investigadora en su particular trabajo de campo. Tal vez la lista pueda completarse con más especies por parte de otros investigadores más esforzados que la que suscribe. Todo sea por el bien de la ciencia. Así pues:
Toseturus terminalis gravisEn general, apelativo aplicado a todos aquellos que sufren y sufrirán per saecula saeculorum ataques de tos fulminantes entre movimientos sinfónicos o en los momentos clave de una obra de teatro, neutralizando los sonidos provenientes del escenario. Si el sujeto persiste en su agonía de forma desconsiderada, puede llegar a alcanzar la categoría insidiosa de Gonadotocus carraspei, espécimen que los ignaros designan con cacofónico término vulgaris (algo similar a “tocapelotas tosedor”).
Scalatrix intrepidansDícese de la asistente a los espectáculos fistivaleros que, acuciada por el hambre nocturna, se precipita antes de la conclusión del espectáculo por encima de las barras de separación de butacas, escalándolas, en lugar de utilizar los pasillos conducentes de forma humana y natural hacia la salida. No es infrecuente que la contorsionista sea dama de edad avanzada.
Roncati duobusTrátase de los matrimonios bien avenidos que, ante el aburrimiento suscitado por determinados espectáculos fistivaleros, suelen abandonarse al unísono y armónicamente en brazos de Morfeo.
Exterminator divanorum palatiiVariatio peligrosa e individual de la especie anterior. Úsase en el caso de sujetos que, abatidos por los estertores del sueño ante una sinfonía de Bruckner, caen sobre la butaca delantera desvencijando al tiempo la propia, incluso en repetidas ocasiones. Caso extremo y único documentado en el FIS 2007.
Abanicanda menopausa sinpausa
Dícese de la supuesta dama que por causa de su calidaria aetas tiene una concepción solidaria del aire de su abanico, extendiendo su alcance y el ruido en él empleado a las butacas contiguas. Habitualmente no conoce la fatiga.
Palmatorius impenitentisEspécimen inclinado de forma inevitable a la incontinentia ovationis, oseasé: aplauso desmesurado con independencia de la calidad del espectáculo presenciado, y con frecuencia a destiempo (en mitad de una sinfonía, antes de concluir el cantante un aria, et coetera). No es extraño que padezca esa terrible enfermedad llamada auricula in sphintere (vulg.: oreja en el ojete) que puede aquejar también a algunos críticos.
Momificatus Sanctiemeterii-Tuta-VitaeComo su propio nombre sugiere, se trata de individuos panteónicos que ocupan la misma butaca palaciega desde los tiempos en que estaban aceptablemente vivos (ab urbe condita). Conocidos coloquialmente como STV (de Santander de Toda la Vida, o sea).
Instructor momiarum et aliarum herbarum
Trátase de aquel ignorántulo que, habiendo leído las notas del programa de mano previamente a la representación o concierto correspondiente, se dedica a explicárselas en pequeñas y supuestamente sabias dosis a otras especies menos aventajadas en la lectura, entre las que suelen contarse los Momificati STV citados con anterioridad o cualquier otro género de confiados y sufridos oyentes.
Criticus semperdigestus biberiusqueDícese del esforzado crítico que hace gala de estómago agradecido e inclinación natural hacia el consumo indiscriminado de líquidos espirituosos. Todo ello suele cristalizar en la redacción de críticas exageradamente complacientes.
Garrulus melocriticusComo variante del anterior, aparece este espécimen aún más peligroso por su manifiesta ignorancia. Su estulticia le induce a creer que un pianista puede interpretar él solito un concierto para piano y orquesta, o bien espera sin decencia la interpretación por una orquesta de una polonesa chopiniana. Con frecuencia inserta haches en lugares inadecuados: verbigratia, Elgar queda transformado en Helgar.
Monachus superbius infinitusSiguiendo la vieja consigna luterana –“monachatus non est pietas”–, existen religiosos que, más atentos a los placeres mundanos que a sus votos, dan rienda suelta a sus variados apetitos y a su soberbia, para encubrir los cuales suelen apelar a la organización y dirección de eventos musicales infinitamente consuetudinarios. Es esta una especie peligrosa por cuanto resulta específicamente difícil apartarla del ejercicio de semejantes gozos y consiguientes disimulos.
Toseturus terminalis gravisEn general, apelativo aplicado a todos aquellos que sufren y sufrirán per saecula saeculorum ataques de tos fulminantes entre movimientos sinfónicos o en los momentos clave de una obra de teatro, neutralizando los sonidos provenientes del escenario. Si el sujeto persiste en su agonía de forma desconsiderada, puede llegar a alcanzar la categoría insidiosa de Gonadotocus carraspei, espécimen que los ignaros designan con cacofónico término vulgaris (algo similar a “tocapelotas tosedor”).
Scalatrix intrepidansDícese de la asistente a los espectáculos fistivaleros que, acuciada por el hambre nocturna, se precipita antes de la conclusión del espectáculo por encima de las barras de separación de butacas, escalándolas, en lugar de utilizar los pasillos conducentes de forma humana y natural hacia la salida. No es infrecuente que la contorsionista sea dama de edad avanzada.
Roncati duobusTrátase de los matrimonios bien avenidos que, ante el aburrimiento suscitado por determinados espectáculos fistivaleros, suelen abandonarse al unísono y armónicamente en brazos de Morfeo.
Exterminator divanorum palatiiVariatio peligrosa e individual de la especie anterior. Úsase en el caso de sujetos que, abatidos por los estertores del sueño ante una sinfonía de Bruckner, caen sobre la butaca delantera desvencijando al tiempo la propia, incluso en repetidas ocasiones. Caso extremo y único documentado en el FIS 2007.
Abanicanda menopausa sinpausa
Dícese de la supuesta dama que por causa de su calidaria aetas tiene una concepción solidaria del aire de su abanico, extendiendo su alcance y el ruido en él empleado a las butacas contiguas. Habitualmente no conoce la fatiga.
Palmatorius impenitentisEspécimen inclinado de forma inevitable a la incontinentia ovationis, oseasé: aplauso desmesurado con independencia de la calidad del espectáculo presenciado, y con frecuencia a destiempo (en mitad de una sinfonía, antes de concluir el cantante un aria, et coetera). No es extraño que padezca esa terrible enfermedad llamada auricula in sphintere (vulg.: oreja en el ojete) que puede aquejar también a algunos críticos.
Momificatus Sanctiemeterii-Tuta-VitaeComo su propio nombre sugiere, se trata de individuos panteónicos que ocupan la misma butaca palaciega desde los tiempos en que estaban aceptablemente vivos (ab urbe condita). Conocidos coloquialmente como STV (de Santander de Toda la Vida, o sea).
Instructor momiarum et aliarum herbarum
Trátase de aquel ignorántulo que, habiendo leído las notas del programa de mano previamente a la representación o concierto correspondiente, se dedica a explicárselas en pequeñas y supuestamente sabias dosis a otras especies menos aventajadas en la lectura, entre las que suelen contarse los Momificati STV citados con anterioridad o cualquier otro género de confiados y sufridos oyentes.
Criticus semperdigestus biberiusqueDícese del esforzado crítico que hace gala de estómago agradecido e inclinación natural hacia el consumo indiscriminado de líquidos espirituosos. Todo ello suele cristalizar en la redacción de críticas exageradamente complacientes.
Garrulus melocriticusComo variante del anterior, aparece este espécimen aún más peligroso por su manifiesta ignorancia. Su estulticia le induce a creer que un pianista puede interpretar él solito un concierto para piano y orquesta, o bien espera sin decencia la interpretación por una orquesta de una polonesa chopiniana. Con frecuencia inserta haches en lugares inadecuados: verbigratia, Elgar queda transformado en Helgar.
Monachus superbius infinitusSiguiendo la vieja consigna luterana –“monachatus non est pietas”–, existen religiosos que, más atentos a los placeres mundanos que a sus votos, dan rienda suelta a sus variados apetitos y a su soberbia, para encubrir los cuales suelen apelar a la organización y dirección de eventos musicales infinitamente consuetudinarios. Es esta una especie peligrosa por cuanto resulta específicamente difícil apartarla del ejercicio de semejantes gozos y consiguientes disimulos.